"El deseo es el deseo del Otro"
- Jacques-Marie Émile Lacan
- Jacques-Marie Émile Lacan
El ser humano, animal milenario, cultural, político, religioso, totemico, ancestral, ser que basa su conocimiento y su aprendizaje en la imitación y posteriormente en la reflexión, sujeto al contexto y la ideología gobernante en el ciclo histórico que le toque vivir-
Desde Esparta, Aztlan, Egipto, Siria, China, Japón, todas las culturas tienen unas normas, leyes, parámetros que se deben seguir para salvaguardar a la población muchas veces de ella misma, que fungen como el pegamento social que une y mueve a regiones y naciones enteras, instrumentos usados en muchos casos para guerras, dominó político o económico, supervivencia, etc. Miles de generaciones han estado sometidos a diferentes y variadas instituciones, desde la más primordial y necesaria como lo es la familia que a lo largo de la historia han generado hechos devastadores y vergonzosos que son considerados por millones atroces y por otros tantos necesarios, he escuchado argumentos como el de que somos seres racionales y que hacer o deshacer se puede evitar por el simple hecho de ser animales "superiores" "inteligentes", pero rara vez se detiene uno a pensar en que muchos de esos actos se vienen arrastrando desde mucho tiempo atras, que son inculcados por generaciones y que son difíciles de franquear ya que son vistos como parte de la cultura, familia, raza, son llevados a cabo como algo común.
"Ay, Thérèse, sólo el orgullo del hombre convirtió el homicidio en crimen. Esta vana criatura, imaginándose la más sublime del globo, creyéndose la más esencial, partió de este falso principio para asegurar que la acción que la destruyera sólo podía ser infame; pero su vanidad y su demencia no cambia en nada las leyes de la naturaleza. No existe ningún ser que no sienta en el fondo de su corazón el deseo más vehemente de deshacerse que aquellos que lo estorban"
-Marques de Sade
Existen infinidad de corrientes filosóficas, ideologías o lineas de pensamiento, que dependiendo la nación o el lugar se desdeñan o se convierten en tabú, ya que no son compatibles con el pensamiento "moderno", "actual", pero algo que me queda claro es que el ser humano es demasiado influenciable y más si se encuentra en una situación precaria, como la inestabilidad política, la guerra, la hambruna, bajo situaciones extremas el hombre puede dejar atras esos milenios de "civilización" y caer en actos barbaros, el asesinato, la violación, el totalitarismo (cosas que aún en nuestro siglo siguen existiendo, pero que por estar en una posición social alta o media, o no vivirlo en carne propia, se prefiere ignorar o esconder y calmar la culpa con un consumo que alega donar parte de sus ingresos para que no existan más, desplazar a otros esa carga y seguir la vida cómodamente) lo cierto es que somos animales pulsionales que a pesar del tabú se siguen dando esos actos.
Todos estamos expuestos a la influencia, desde el cigarro hasta la religión, desde el futbol hasta el comunismo, siempre se cree que se tiene la razón y se trata de imponer la ideología hacia los demás, como el cristianismo en Ámerica, como el comunismo en el mundo, como el vegetarianismo a los omnívoros, pero los niños adolecentes están en un riesgo mayor, a diario veo a padres obligar a sus hijos a ir la iglesia, niños vestidos con camisetas de deportes que por su edad no están en posición de entender, vestidos de "metaleros, con san judas gigantes en el metro, adolecentes con su indumentaria emo, chaka, chola, dark, punk, en las redes mexicanos con rasgos indígenas creando grupos Neo-Nazis, en fin infinidad de contradicciones entre los movimientos contraculturales originales y las burdas burlas o imitaciones que ya nada tienen que ver con el sentido original por el cual cobraron importancia o bajo la epoca y las condiciones en las que se crearon.
Los sujetos no se detienen a buscar el significado de lo que se hacen llamar, se podría decir que es pura moda. El psicoanálisis brinda una respuesta a esas contradicciones; ahora que el adolescente ha perdido aquellas figuras (padres) que durante muchos años lo acompañaron interiormente y que tenia idealizados, deberá encontrar nuevas figuras a las cuales idealizar y reconocer. Es aquí donde surgen figuras de los medios de comunicación, artistas, deportistas destacados, en el círculo más cercano amigos y mentores, los cuales llegaran a ocupar el espacio de la idealización vacante. El adolescente ve a los padres, mas como de limite y restricción que de cuidado y protección, este actuara sin medir en consecuencias (dependiendo de cada estructura psíquica); El duelo por la identidad y el rol infantil, obliga al adolescente a vérselas con una realidad que le impone nuevas funciones y responsabilidades y a su vez que le concede menos indulgencia ante sus errores y reconocimiento a sus logros que en su etapa infantil. De esta manera se encuentra ante una encrucijada, ya que no se le brinda ni permite la dependencia de la cual gozaba el niño, pero tampoco se le brinda la libertad que posee un adulto, de esta manera el camino que busca el adolescente es delegar sus responsabilidades, tanto al grupo social al que pertenece como a los padres que aun posee, recurre a esto “quedando su propia personalidad fuera de todo proceso de pensamiento, con un manejo omnipotente; es la irresponsabilidad típica del adolescente, que él entonces nada tiene que ver con nada y son otros los que se hacen cargo del principio de realidad”. De este modo elude su responsabilidad, involucrándose con personas (grupos) que puedan ayudarlo a cargar con esta sin que él se haga cargo de nada en realidad.
Como decía todos estamos sometidos a la esclavitud de la ideología se considere buena o mala, depende desde que perspectiva se vea, a corromperse con el poder y usarlo para ocultar complejos, utilizar la ley deformándola para justificar sus actos, así como el nazismo, el fascismo, la tauromaquia, la forma en que se trata a las mujeres en medio oriente, el asesinato, el robo, etc, mientras lo veamos desde fuera siempre se condenara, pero todos somos vulnerables o se cae en actos que otras personas pueden ver reprobable, ¿cual seria la solución a esto? ¿caer en la dictadura e imponer lo que uno crea que esta bien?, si llegan a este punto tal vez muchas de las objeciones que podría suscitar este post es ¿como justificar una matanza o al asesino?, ¿como justificar el circo con un animal y la masacre publica?- No se justifica nada, solo es el ilustrar con estas tres películas (dos de ellas basadas en hechos reales) como la ignorancia y aún así el conocimiento nunca es suficiente para decir yo nunca lo haré y retratar tal vez de una forma brutal nuestra doble moral.
★★★★
Das Experiment, dirección Oliver Hirschbiegel, año 2001, país Alemania
Das Experiment, dirección Oliver Hirschbiegel, año 2001, país Alemania
Drama de suspense, se basa en el libro The Black Box de Mario Giordano, que a su vez toma como inspiración el famoso experimento de la cárcel de Stanford llevado a cabo en 1971.
Mediante un anuncio en el periódico se buscan veinte voluntarios varones para realizar un experimento. Tarek Fahd (Moritz Bleibtreu) es un taxista que decide empezar una investigación sobre este extraño experimento para retomar su trabajo como periodista.
Una vez elegidos los veinte individuos que participarán en la prueba, se divide a este grupo en presos (12) y carceleros (8), obligándoles a comportarse como tales en un recinto cerrado que recrea una prisión, durante un período de dos semanas, y con una serie de reglas que habrán de cumplir. El objetivo del experimento es observar el comportamiento humano frente a esta situación extrema. Sin embargo, el experimento pronto empieza a escaparse de las previsiones y se torna fuera de control cuando ambos grupos asimilan su rol demasiado en serio, y los directores de la simulación no logran hacer nada para evitar lo peor.
El experimento en la vida real.
La Preparación:El Psicólogo Philip Zimbardo quería averiguar cómo el cautiverio afectaba a autoridades y a prisioneros en la cárcel. Suena inocente. En serio, ¿qué podría salir mal? Zimbardo transformó el sótano del Departamento de Psicología de Stanford en una prisión. Los sujetos voluntarios sólo debían responder a un anuncio en el periódico…… tenían pasar un test de buena salud y una alta estabilidad mental, los cuales son factores decisivos para saber quién va a prisión.
Estos voluntarios eran todos estudiantes varones que fueron divididos aleatoriamente en 12 prisioneros y 12 guardias. Zimbardo decidió que él también quería jugar, y se eligió como superintendente de la prisión. La simulación estaba planeada para 2 semanas. Si, nada puede salir mal con esto.
El Resultado:Les tomó sólo un día a cada sujeto para volverse repentinamente tan locos como una rata atrapada. Tan sólo al segundo día, los prisioneros comenzaron un motín en el falso centro de detención, los presos se abarricaron en sus celdas con sus camas e insultaban a los guardias. Los guardias vieron esto como la perfecta excusa para rociar con las mangueras contra-incendios a los irreverentes reclusos porque, bueno, ¿por qué no?Desde ese punto en adelante, la Prisión de Stanford se había ido directamente al infierno, sólo continuaba degradándose día a día. Algunos guardias comenzaron a forzar a los reclusos a dormir desnudos en el concreto, restringiendo el baño como un privilegio (que a menudo se les era negado). Ellos forzaron a los prisioneros a hacer humillantes ejercicios y a lavar los sanitarios con sólo sus manos.Increíblemente, cuando a los “prisioneros” se les dijo que tenían la oportunidad de libertad condicional, y después esta se les era negada, a ellos no se les ocurrió simplemente salirse del experimento. Recuerden que ellos de ninguna manera tenían razón legal para estar encarcelados, en lugar de eso, seguían con el ejercicio de roles. Este hecho continuó incluso cuando se hallaban sentados desnudos en su propia inmundicia, con bolsas en sus cabezas.Más de 50 observadores se habían retirado de este experimento, pero la moralidad del experimento nunca fue cuestionada, sino hasta que la novia de Zimbardo, Christina Maslach, objetó fuertemente. Después de sólo seis días, Zimbardo puso un alto al experimento (muchos de los guardias se expresaron su decepción por este hecho).
Si estabas a punto de aplaudirle a Maslach como la única persona sana involucrada en este circo, deberías de saber que poco después se casó con Zimbardo, el autor del mismo de esta maldita cosa.
Qué nos dice esto:¿Alguna vez has sido acosado por un policía que actuó como el más grande pendejo, empujándote y molestándote sin alguna razón? La ciencia dice que si los roles fueran invertidos, tú probablemente actuarías del mismo modo.Resulta que, es miedo a repercusiones lo que nos mantiene alejados de torturar a otros seres humanos. Si se nos diera poder absoluto sobre otro ser humano y un buen cheque por ello, estamos seguros que pocos lo harían mejor que los estudiantes antes mencionados.
★★★★★
Die Welle, dirección Dennis Gansel, año 2008, país Alemania
Película de drama alemana basada en el experimento de la Tercera Ola. A través de su lema: "el poder mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo", haciendo hincapié en ello, de tal forma que cada día los alumnos siguieran una nueva regla. Por ejemplo, el profesor logró que todos ellos entrasen a su aula y, en menos de 30 segundos, se hubieran sentado todos ellos con actitud atenta y con la espalda bien recta, resueltos a iniciar la clase. El interés por la forma extrema de inventar un saludo y a vestirse de camisa blanca. El popular curso se decidió llamar "La Ola", y a medida que pasaban los días, "La Ola" comenzaba a hacerse notar mediante actos de vandalismo, todo a espaldas del profesor Wenger, que acaba perdiendo el control de la situación y de esta manera perdiendo también el control de su propia vida.
Die Welle, dirección Dennis Gansel, año 2008, país Alemania
Película de drama alemana basada en el experimento de la Tercera Ola. A través de su lema: "el poder mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo", haciendo hincapié en ello, de tal forma que cada día los alumnos siguieran una nueva regla. Por ejemplo, el profesor logró que todos ellos entrasen a su aula y, en menos de 30 segundos, se hubieran sentado todos ellos con actitud atenta y con la espalda bien recta, resueltos a iniciar la clase. El interés por la forma extrema de inventar un saludo y a vestirse de camisa blanca. El popular curso se decidió llamar "La Ola", y a medida que pasaban los días, "La Ola" comenzaba a hacerse notar mediante actos de vandalismo, todo a espaldas del profesor Wenger, que acaba perdiendo el control de la situación y de esta manera perdiendo también el control de su propia vida.
El experimento en la vida real.
En 1967, Ron Jones era un joven profesor de Historia de la Cubberly High School, en Palo Alto, California, que se había encontrado a menudo con una pregunta de sus alumnos: ¿cómo pudo prosperar el nazismo en un país tecnológica y culturalmente tan avanzado como la Alemania de los años 30? Licenciado en Stanford y con buen currículum, era un profesor carismático que ofrecía una nueva manera de enfocar las clases. Sus alumnos eran chicos blancos, hijos de profesionales liberales en un momento en que en Palo Alto nacía la industria de la informática. Para enseñarles la época nazi y responder a tan trascendental pregunta, Jones decidió dar a sus alumnos una lección de las que valen para toda una vida y puso en marcha un experimento: La Tercera Ola.
Primer día: disciplina.Jones les habló de las bondades de la disciplina, de cómo el esfuerzo físico y mental constante ayudaba a deportistas, artistas y científicos a alcanzar las más altas metas. Propuso una nueva forma de sentarse porque eso les ayudaría en la concentración y la actitud hacia el aprendizaje. Todos debían hacer exactamente los mismos movimientos para sentarse e incorporarse, él los iba corrigiendo. Al cabo de un rato había conseguido que todo el grupo en unos pocos segundos pasara de estar formado fuera del aula a estar sentados en sus sitios sin hacer ruido. Pero lo que había conseguido en realidad era algo mucho más trascendente: disciplina y obediencia total en tiempo récord. Jones apretó un poco más: para formular cualquier pregunta debían ponerse de pie y empezar siempre con un “Mr Jones”. Se inició un debate en el que las preguntas debían ser respondidas en tres palabras o menos. El alumno que no seguía las nuevas reglas era reprendido y obligado a repetir hasta que las asimilaba. Para su sorpresa constató que la participación mejoraba y que la implicación era mayor que de costumbre, planteaban mejores preguntas y se trataban con más respeto. Ron, un profesor criado en el aprendizaje libre y autodirigido veía tambalearse sus creencias, la disciplina militar estaba siendo productiva. Aunque, por contra, el debate era más reducido y rígido.
Segundo día: saludo y diferenciación, cuando Jones entra en el aula el segundo día se encuentra a todo el grupo en silencio, perfectamente colocado en sus pupitres y concentrado. Sus tropas le vuelven a sorprender, siempre un paso por delante de lo esperado. Entonces se acerca a la pizarra y escribe “Poder a través de la disciplina” y debajo “Poder a través de la comunidad”. Les habla de la fuerza que tiene el trabajo en equipo, el pertenecer a una comunidad que trasciende al individuo. Luego les hace corear al unísono la nueva consigna y dedica el resto de la clase a reforzar las normas anteriores sobre como sentarse, levantarse o dirigirse a los demás. No hay oposición ni sentimiento crítico hacia la nueva dinámica de la clase. Por el contrario, comprueba que sus alumnos se encuentran muy a gusto con ese fuerte sentimiento de comunidad y él mismo empieza a notar los efectos del experimento..En ese momento Jones creó un saludo para los miembros del grupo. Consistía en levantar la mano derecha a la altura del hombro en una posición curvada. Lo llamó el saludo de La Tercera Ola porque la mano parecía una ola. “Tercera” porque es la tercera ola de cada serie la mayor de ellas. Pidió que fuera el nuevo saludo entre los integrantes de esa clase y él mismo fue el primero en llevarlo a cabo ante su auditorio. Los alumnos empezaron a usar dicho saludo entre ellos cuando se encontraban en cualquier otro lugar del instituto: el gimnasio, la cafetería o el pasillo. El asunto hizo que otros alumnos se interesaran y quisieran entrar en esa misteriosa hermandad.
Tercer día: cohesión, el miércoles, Jones decide entregar carnets de socio del experimento a los alumnos que desearan continuar el movimiento. Ninguno desertó, al contrario, de 30 habían pasado a 43, con alumnos que abandonaron otros cursos para unirse a La Tercera Ola. Les habló de “disciplina” y “comunidad”, y sobre todo de “lealtad”. Se trataba de cohesionar, ya que algunos alumnos, tras las risas iniciales, empezaban a pensar por su cuenta. Algunas alumnas, entre las más brillantes, estaban acostumbradas a la duda, al debate. Eso se había sustituido por respuestas cortas y ritos disciplinarios. Notaban que les faltaba el aire. Por contra, los alumnos menos preparados intelectualmente se sentían más a gusto y participaban más, ya que todo era predecible y estaba regulado, no había reto. La nueva situación les igualaba con sus compañeros de comunidad a la vez que les confería cierto sentimiento de superioridad respecto a todos los que no pertenecían a la Tercera Ola, con el consiguiente aumento de la autoestima.Lo que frenaba a los dubitativos era quedar señalados por el grupo. “Quería ser aceptada por mis iguales, quería gustar a la gente”, nos dice una ex-alumna. Y otra: “te apartabas de la gente que se burlaba de aquello porque querías seguir siendo parte del grupo”.Y, para los más desafectos, el miedo. Jones había designado algunos alumnos como informadores, a los que se habían sumado otros cuantos espontáneos. Siempre hay espontáneos para eso. Incluso un alumno se autoerige como guardaespaldas de Jones y a partir de ese momento le acompañará a todas partes.En medio de clase Jones se ponía ante los alumnos y decía “me han informado de que hay infractores de las normas entre nosotros; tú y tú, en pie”. Y, automáticamente, surgía el rumor en el aula, “culpables, culpables”. Jones les daba un impreso y los exiliaba a la biblioteca hasta el final de experimento.
Cuarto día: orgullo, mientras la ola se extiende Jones se siente “muy solo y un poco asustado”. De sí mismo y de algunos alumnos entre los que La Tercera Ola se había convertido en el elemento central de sus vidas. El asunto estaba fuera de control. Alguien había entrado en el aula, “el cuartel general”, y había arrancado los carteles. Ese cuarto día en el aula C3 había más gente que nunca, unas 80 personas que apenas cabían. Jones se puso aún más trascendente, corrió las cortinas y cerró con llave. Sus “guardaespaldas” se apostaron en las puertas. Les habló que La Tercera Ola trascendía su instituto, que había profesores por todo el país haciendo lo mismo, preparando el embrión de un tercer partido que sería el inicio de la regeneración del país. Al día siguiente todo saldría a la luz y se les informaría sobre quien iba a ser el líder nacional, que les dirigiría unas palabras. Pero debían mantener todo en secreto hasta que se destapara públicamente.Todos lo creyeron, al menos no lo cuestionaron. De repente aquello cambiaba significativamente el experimento, que ya no era tal. Era la realidad total, la que existe fuera de las paredes del instituto. “Cuando unos amigos y yo salimos del aula aquel día estábamos anonadados, mi mundo había cambiado”. Los alumnos ‘refractarios’ también estaban desconcertados y asustados, sin atreverse a hacer nada.
Quinto día: entendimiento, a las 11.30 de la mañana los alumnos entran en la H1, una gran aula de reunión con televisión. La conferencia nacional está prevista para las 12. Jones ha traído algunos amigos para que actúen como fotógrafos y reporteros. La sala está cerrada y totalmente abarrotada: unos 200 alumnos en la posición de atención reglamentaria, silenciosos, tensos y expectantes para conocer a su nuevo líder. Todos en silencio con la vista clavada en el monitor de televisión colocado frente a ellos. Un poco antes de la hora, Jones hace una demostración para los periodistas: saludo y coro disciplinado: “Poder a través de la disciplina”. La sala retumba con las consignas.Jones explica: “apagué las luces y caminé rápidamente hacia el equipo de televisión; parecía que el aire de la sala se estaba secando y era difícil respirar y, más difícil aún, hablar”. Enciende la tele, no hay señal, solo nieve. El tiempo se tensa, siguen mirando una tele muda. Jones se aleja a un segundo plano en la oscuridad mientras los fotógrafos abandonan el aula, que se queda en silencio, inmóvil, mirando una pantalla vacía que es el único punto de luz de la sala. “Todos mirando como zombies a la pantalla, esperando que pasase algo”. Entonces alguien gritó “no hay ningún líder del partido”. En ese instante, Jones puso en marcha un vídeo que mostraba a Hitler ovacionado por la masa en Nüremberg, imágenes del Holocausto, pilas de cadáveres.“Escuchen claramente, tengo una cosa muy importante que decirles. No hay ningún líder. No hay nada que se parezca a un movimiento llamado “Tercera Ola”. Uds. han sido usados, manipulados, empujados por su propia voluntad hacia el lugar en que se encuentran en este momento. Ustedes no son mejores ni peores que los nazis alemanes que hemos estado estudiando“. La clase estaba conmocionada, algunos lloraban, otros se preguntaban “después de haber estudiado la historia reciente, volvía a pasar ¿cómo era posible?”.Jones terminó su discurso: “Todo el mundo debe aceptar la culpa. Nadie puede declarar que no tomó parte alguna“.Partimos habitualmente de dos lugares comunes: que somos más inteligentes que las gentes que nos precedieron y que aprendemos de los errores pasados. Partimos, pues, de dos convicciones falsas. Por eso hay que repasar la lección una y otra vez, como malos estudiantes que somos.
En 1967, Ron Jones era un joven profesor de Historia de la Cubberly High School, en Palo Alto, California, que se había encontrado a menudo con una pregunta de sus alumnos: ¿cómo pudo prosperar el nazismo en un país tecnológica y culturalmente tan avanzado como la Alemania de los años 30? Licenciado en Stanford y con buen currículum, era un profesor carismático que ofrecía una nueva manera de enfocar las clases. Sus alumnos eran chicos blancos, hijos de profesionales liberales en un momento en que en Palo Alto nacía la industria de la informática. Para enseñarles la época nazi y responder a tan trascendental pregunta, Jones decidió dar a sus alumnos una lección de las que valen para toda una vida y puso en marcha un experimento: La Tercera Ola.
Primer día: disciplina.Jones les habló de las bondades de la disciplina, de cómo el esfuerzo físico y mental constante ayudaba a deportistas, artistas y científicos a alcanzar las más altas metas. Propuso una nueva forma de sentarse porque eso les ayudaría en la concentración y la actitud hacia el aprendizaje. Todos debían hacer exactamente los mismos movimientos para sentarse e incorporarse, él los iba corrigiendo. Al cabo de un rato había conseguido que todo el grupo en unos pocos segundos pasara de estar formado fuera del aula a estar sentados en sus sitios sin hacer ruido. Pero lo que había conseguido en realidad era algo mucho más trascendente: disciplina y obediencia total en tiempo récord. Jones apretó un poco más: para formular cualquier pregunta debían ponerse de pie y empezar siempre con un “Mr Jones”. Se inició un debate en el que las preguntas debían ser respondidas en tres palabras o menos. El alumno que no seguía las nuevas reglas era reprendido y obligado a repetir hasta que las asimilaba. Para su sorpresa constató que la participación mejoraba y que la implicación era mayor que de costumbre, planteaban mejores preguntas y se trataban con más respeto. Ron, un profesor criado en el aprendizaje libre y autodirigido veía tambalearse sus creencias, la disciplina militar estaba siendo productiva. Aunque, por contra, el debate era más reducido y rígido.
Segundo día: saludo y diferenciación, cuando Jones entra en el aula el segundo día se encuentra a todo el grupo en silencio, perfectamente colocado en sus pupitres y concentrado. Sus tropas le vuelven a sorprender, siempre un paso por delante de lo esperado. Entonces se acerca a la pizarra y escribe “Poder a través de la disciplina” y debajo “Poder a través de la comunidad”. Les habla de la fuerza que tiene el trabajo en equipo, el pertenecer a una comunidad que trasciende al individuo. Luego les hace corear al unísono la nueva consigna y dedica el resto de la clase a reforzar las normas anteriores sobre como sentarse, levantarse o dirigirse a los demás. No hay oposición ni sentimiento crítico hacia la nueva dinámica de la clase. Por el contrario, comprueba que sus alumnos se encuentran muy a gusto con ese fuerte sentimiento de comunidad y él mismo empieza a notar los efectos del experimento..En ese momento Jones creó un saludo para los miembros del grupo. Consistía en levantar la mano derecha a la altura del hombro en una posición curvada. Lo llamó el saludo de La Tercera Ola porque la mano parecía una ola. “Tercera” porque es la tercera ola de cada serie la mayor de ellas. Pidió que fuera el nuevo saludo entre los integrantes de esa clase y él mismo fue el primero en llevarlo a cabo ante su auditorio. Los alumnos empezaron a usar dicho saludo entre ellos cuando se encontraban en cualquier otro lugar del instituto: el gimnasio, la cafetería o el pasillo. El asunto hizo que otros alumnos se interesaran y quisieran entrar en esa misteriosa hermandad.
Tercer día: cohesión, el miércoles, Jones decide entregar carnets de socio del experimento a los alumnos que desearan continuar el movimiento. Ninguno desertó, al contrario, de 30 habían pasado a 43, con alumnos que abandonaron otros cursos para unirse a La Tercera Ola. Les habló de “disciplina” y “comunidad”, y sobre todo de “lealtad”. Se trataba de cohesionar, ya que algunos alumnos, tras las risas iniciales, empezaban a pensar por su cuenta. Algunas alumnas, entre las más brillantes, estaban acostumbradas a la duda, al debate. Eso se había sustituido por respuestas cortas y ritos disciplinarios. Notaban que les faltaba el aire. Por contra, los alumnos menos preparados intelectualmente se sentían más a gusto y participaban más, ya que todo era predecible y estaba regulado, no había reto. La nueva situación les igualaba con sus compañeros de comunidad a la vez que les confería cierto sentimiento de superioridad respecto a todos los que no pertenecían a la Tercera Ola, con el consiguiente aumento de la autoestima.Lo que frenaba a los dubitativos era quedar señalados por el grupo. “Quería ser aceptada por mis iguales, quería gustar a la gente”, nos dice una ex-alumna. Y otra: “te apartabas de la gente que se burlaba de aquello porque querías seguir siendo parte del grupo”.Y, para los más desafectos, el miedo. Jones había designado algunos alumnos como informadores, a los que se habían sumado otros cuantos espontáneos. Siempre hay espontáneos para eso. Incluso un alumno se autoerige como guardaespaldas de Jones y a partir de ese momento le acompañará a todas partes.En medio de clase Jones se ponía ante los alumnos y decía “me han informado de que hay infractores de las normas entre nosotros; tú y tú, en pie”. Y, automáticamente, surgía el rumor en el aula, “culpables, culpables”. Jones les daba un impreso y los exiliaba a la biblioteca hasta el final de experimento.
Cuarto día: orgullo, mientras la ola se extiende Jones se siente “muy solo y un poco asustado”. De sí mismo y de algunos alumnos entre los que La Tercera Ola se había convertido en el elemento central de sus vidas. El asunto estaba fuera de control. Alguien había entrado en el aula, “el cuartel general”, y había arrancado los carteles. Ese cuarto día en el aula C3 había más gente que nunca, unas 80 personas que apenas cabían. Jones se puso aún más trascendente, corrió las cortinas y cerró con llave. Sus “guardaespaldas” se apostaron en las puertas. Les habló que La Tercera Ola trascendía su instituto, que había profesores por todo el país haciendo lo mismo, preparando el embrión de un tercer partido que sería el inicio de la regeneración del país. Al día siguiente todo saldría a la luz y se les informaría sobre quien iba a ser el líder nacional, que les dirigiría unas palabras. Pero debían mantener todo en secreto hasta que se destapara públicamente.Todos lo creyeron, al menos no lo cuestionaron. De repente aquello cambiaba significativamente el experimento, que ya no era tal. Era la realidad total, la que existe fuera de las paredes del instituto. “Cuando unos amigos y yo salimos del aula aquel día estábamos anonadados, mi mundo había cambiado”. Los alumnos ‘refractarios’ también estaban desconcertados y asustados, sin atreverse a hacer nada.
Quinto día: entendimiento, a las 11.30 de la mañana los alumnos entran en la H1, una gran aula de reunión con televisión. La conferencia nacional está prevista para las 12. Jones ha traído algunos amigos para que actúen como fotógrafos y reporteros. La sala está cerrada y totalmente abarrotada: unos 200 alumnos en la posición de atención reglamentaria, silenciosos, tensos y expectantes para conocer a su nuevo líder. Todos en silencio con la vista clavada en el monitor de televisión colocado frente a ellos. Un poco antes de la hora, Jones hace una demostración para los periodistas: saludo y coro disciplinado: “Poder a través de la disciplina”. La sala retumba con las consignas.Jones explica: “apagué las luces y caminé rápidamente hacia el equipo de televisión; parecía que el aire de la sala se estaba secando y era difícil respirar y, más difícil aún, hablar”. Enciende la tele, no hay señal, solo nieve. El tiempo se tensa, siguen mirando una tele muda. Jones se aleja a un segundo plano en la oscuridad mientras los fotógrafos abandonan el aula, que se queda en silencio, inmóvil, mirando una pantalla vacía que es el único punto de luz de la sala. “Todos mirando como zombies a la pantalla, esperando que pasase algo”. Entonces alguien gritó “no hay ningún líder del partido”. En ese instante, Jones puso en marcha un vídeo que mostraba a Hitler ovacionado por la masa en Nüremberg, imágenes del Holocausto, pilas de cadáveres.“Escuchen claramente, tengo una cosa muy importante que decirles. No hay ningún líder. No hay nada que se parezca a un movimiento llamado “Tercera Ola”. Uds. han sido usados, manipulados, empujados por su propia voluntad hacia el lugar en que se encuentran en este momento. Ustedes no son mejores ni peores que los nazis alemanes que hemos estado estudiando“. La clase estaba conmocionada, algunos lloraban, otros se preguntaban “después de haber estudiado la historia reciente, volvía a pasar ¿cómo era posible?”.Jones terminó su discurso: “Todo el mundo debe aceptar la culpa. Nadie puede declarar que no tomó parte alguna“.Partimos habitualmente de dos lugares comunes: que somos más inteligentes que las gentes que nos precedieron y que aprendemos de los errores pasados. Partimos, pues, de dos convicciones falsas. Por eso hay que repasar la lección una y otra vez, como malos estudiantes que somos.
"Mientras los seres humanos sigan siendo humanos, la muerte y la vida vienen a ser lo mismo"
-George Orwell
★★★★
1984, dirección Michael Radford, año 1984, país Reino Unido
1984, dirección Michael Radford, año 1984, país Reino Unido
Año 1984. Winston Smith (John Hurt) vive en Oceanía, en una zona regida por un gobierno totalitario liderado por el Gran Hermano. Smith, un trabajador del Ministerio de la Verdad, se encarga de revisar las noticias y modificarlas para que sean publicadas. Su vida transcurre como la de cualquier otro ciudadano, salvo por una vocación por la reflexión, lo cual no les está permitido. Todos son vigilados constantemente a la vez que reciben mensajes sobre el desarrollo de la guerra en la que se ve inmersa Oceanía, mensajes de rebeldes que se arrepienten y claman ser ejecutados, así como mensajes del Gran Hermano. Es famoso el lema: "LA GUERRA ES LA PAZ, LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD, LA IGNORANCIA ES LA FUERZA".
Un día recibe un mensaje de una chica, Julia. Se encuentran y entablan una relación amorosa, dentro de lo que les es posible. El régimen tiene prohibido ese tipo de relaciones entre miembros del Partido interior, es decir entre los ciudadanos de Oceanía. Winston durante ese período es llamado por un dirigente del Partido, el que le proporciona "secretamente" material subversivo para su lectura. Winston siente factible la existencia de la resistencia y confía en que lo único que no podrán arrebatarle, de ser arrestado, son sus sentimientos.
Un día recibe un mensaje de una chica, Julia. Se encuentran y entablan una relación amorosa, dentro de lo que les es posible. El régimen tiene prohibido ese tipo de relaciones entre miembros del Partido interior, es decir entre los ciudadanos de Oceanía. Winston durante ese período es llamado por un dirigente del Partido, el que le proporciona "secretamente" material subversivo para su lectura. Winston siente factible la existencia de la resistencia y confía en que lo único que no podrán arrebatarle, de ser arrestado, son sus sentimientos.
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