Género:
Trash/basura, comedia negra, gore.
Director: John Waters.
Sinopsis: Cuenta la historia de Babs Johnson
(Divine), quien vive con su obesa madre y su hijo en una caravana, acaba de ser
apodada como la persona más repugnante del mundo por un periódico del lugar.
Pero los Marble son una pareja que, entre otras cosas, vende heroína en las
escuelas y venden bebés a las lesbianas, pero no pueden tolerar que Divine les
supere en inmundicia y depravación, así que deciden tomar precauciones... Un
filme no apto para mentes sensibles que contienen pornografía, canibalismo,
escatología y zoofilia, entre otras cosas.
Reseña:
Hola
a todos los subnormales seguidores de este proyecto. En esta mi primera entrada
para este blog quisiera seguir la línea de lo bizarro, de lo grotesco. Pensar
en el cine como una muestra de la “máxima” expresión cultural de una
civilización más que pretensiosa me parece absurda pues obtura la gama de
posibilidades expresivas. Digo esto porque pareciera aún todavía que hablar de
cine es hablar de pureza técnica y argumental. En el caso que hoy les traigo a
reseñar toda convención se presenta absurda.
Pink
Flamingos viene siendo
la obra cumbre de una época de desperdicio, de actitud grotesca ante la
vida. Por un lado entra de lleno en el trash -que más que ser cine basura
es un cine que muestra los desperdicios de la sociedad ante el espectador-, y
por otro inaugura el escatológico. Para definir éste último es necesario
remitirnos a las etimologías de la palabra, y lo digo en plural porque
este
término puede definirse en términos del griego skatós, que significa hez. Así, la
escatología podría ser el estudio de los excrementos, situación que
metafóricamente hablando podría aludir tanto al deshecho corporal como al
social.
Hacia
el año en que se produce la película (1972) Los Estados Unidos se encuentran en
un contexto pantanoso: golpes de estado patrocinados por su bendita patria,
asesinatos políticos, derrota en Vietman, y una larga lista de encuentros y
desencuentros patéticos como sólo los gringos saben hacer. Justo este contexto
se presenta como el fondo de escena para la producción de una película que
muestra lo escatológico de una sociedad decadente, putrefacta y que, sin
embargo, en su propio interior, se gestan movimientos expresivos ajenos a los
dictados oficiales.
Más
allá de la trama que bien se puede resumir en la sinopsis aquí añadida, lo que
se rescata es la transgresión estética, si, estética, pues se nos muestra como
una propuesta que de lo grotesco y surreal genera una innovación.
Como
punto final sólo resta decir que Pink
Flamingos sentó las bases de lo que a la postre se llamaría
cine gore, al dotar al
cine de a)
una estética de lo grotesco, b)
la posibilidad de poner en pantalla las escenas más extremas y c) disfrazar un discurso
crítico y transgresor con imágenes escatológicas para producir un choque que
saque al espectador del aletargamiento que la vida rutinaria exige. Pink Flamingos no será una cinta gore pero sin ella no existiría el cine de carne y sangre.
Con
un presupuesto que rondaba los 10,000 dólares (recordemos que los best seller
actuales invierten millones y millones para una porquería de cinta) Pink Flamingos queda para la historia como un film de culto
pero sobre todo como una película a la que bien puede remitirse todo creador de
estética y volver a una fuente inagotable de rebelión, transgresión,
innovación.
Por: Axen—Episteme dadaísta
☆☆☆☆ de ☆☆☆☆☆
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