lunes, 19 de agosto de 2013

Pink Flamingos (1972)




País: E.U:
Género: Trash/basura, comedia negra, gore.
Director: John Waters.
Sinopsis: Cuenta la historia de Babs Johnson (Divine), quien vive con su obesa madre y su hijo en una caravana, acaba de ser apodada como la persona más repugnante del mundo por un periódico del lugar. Pero los Marble son una pareja que, entre otras cosas, vende heroína en las escuelas y venden bebés a las lesbianas, pero no pueden tolerar que Divine les supere en inmundicia y depravación, así que deciden tomar precauciones... Un filme no apto para mentes sensibles que contienen pornografía, canibalismo, escatología y zoofilia, entre otras cosas.

Reseña:
Hola a todos los subnormales seguidores de este proyecto. En esta mi primera entrada para este blog quisiera seguir la línea de lo bizarro, de lo grotesco. Pensar en el cine como una muestra de la “máxima” expresión cultural de una civilización más que pretensiosa me parece absurda pues obtura la gama de posibilidades expresivas. Digo esto porque pareciera aún todavía que hablar de cine es hablar de pureza técnica y argumental. En el caso que hoy les traigo a reseñar toda convención se presenta absurda.

Pink Flamingos viene siendo la obra cumbre de una época de desperdicio, de actitud grotesca ante la vida. Por un lado entra de lleno en el trash -que más que ser cine basura es un cine que muestra los desperdicios de la sociedad ante el espectador-, y por otro inaugura el escatológico. Para definir éste último es necesario remitirnos a las etimologías de la  palabra, y lo digo en plural porque este término puede definirse en términos del griego skatós, que significa hez. Así, la escatología podría ser el estudio de los excrementos, situación que metafóricamente hablando podría aludir tanto al deshecho corporal como al social.

Hacia el año en que se produce la película (1972) Los Estados Unidos se encuentran en un contexto pantanoso: golpes de estado patrocinados por su bendita patria, asesinatos políticos, derrota en Vietman, y una larga lista de encuentros y desencuentros patéticos como sólo los gringos saben hacer. Justo este contexto se presenta como el fondo de escena para la producción de una película que muestra lo escatológico de una sociedad decadente, putrefacta y que, sin embargo, en su propio interior, se gestan movimientos expresivos ajenos a los dictados oficiales.
Más allá de la trama que bien se puede resumir en la sinopsis aquí añadida, lo que se rescata es la transgresión estética, si, estética, pues se nos muestra como una propuesta que de lo grotesco y surreal genera una innovación.

Como punto final sólo resta decir que Pink Flamingos sentó las bases de lo que a la postre se llamaría cine gore, al dotar al cine de a) una estética de lo grotesco, b) la posibilidad de poner en pantalla las escenas más extremas y c) disfrazar un discurso crítico y transgresor con imágenes escatológicas para producir un choque que saque al espectador del aletargamiento que la vida rutinaria exige. Pink Flamingos no será una cinta gore pero sin ella no existiría el cine de carne y sangre.

Con un presupuesto que rondaba los 10,000 dólares (recordemos que los best seller actuales invierten millones y millones para una porquería de cinta) Pink Flamingos queda para la historia como un film de culto pero sobre todo como una película a la que bien puede remitirse todo creador de estética y volver a una fuente inagotable de rebelión, transgresión, innovación.

Por: Axen—Episteme dadaísta
☆☆☆☆ de ☆☆☆☆☆




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